Unas elecciones más competidas

Resulta ya obvio, pero no está de más advertirlo y prever sus consecuencias. En las próximas elecciones al Parlamento de Navarra del 22 de mayo de 2011 van a competir más candidaturas –especialmente, más candidaturas con opción de obtener representación que en anteriores convocatorias. Para situarnos recordemos que en las elecciones de 2007 sólo se presentaron siete candidaturas, de las que cinco obtuvieron escaños: UPN, Nafarroa Bai, PSN-PSOE, CDN e IUN-NEB. Otras dos quedaron sin representa-ción al no alcanzar el mínimo del 3 %: Representación Cannábica Navarra (RCN-NOK) y Partido Carlista.

Un artículo de MIGUEL IZU

Fue ciertamente la convocatoria de 2007 donde hubo una menor oferta electoral y una de las que menor número de grupos políticos estuvieron presentes en la cámara foral; en la de 2003 hubo nueve candidaturas, de las que seis obtuvieron re-presentación; en 1999 ocho candidaturas y también seis grupos representados; en 1995 diez candidaturas y el mismo número de grupos; en 1991 once candidaturas y cinco grupos parlamentarios; en 1987 (antes de la unión UPN-PP) concurrieron hasta doce candidaturas de las que ocho obtuvieron escaños; y en 1983 fueron diez las listas presentadas de las que cinco consiguieron representación. Dejamos fuera las elecciones al Parlamento Foral de 1979 ya que las candidaturas eran por merindades lo que distorsiona la comparación.

Para estas elecciones de 2011 ya están anunciadas cuando menos doce listas: UPN, PSN-PSOE, Nafarroa Bai, CDN, Izquierda-Ezkerra (IUN-NEB+Batzarre), EA, PP, UPyD, RCN-NOK, Derecha Navarra y Española, Iniciativa por Navarra y Los Verdes. Es muy probable que repita el Partido Carlista y está la incógnita de la autodenominada izquierda abertzale, pendiente como está de legalización o ilegalización su nuevo partido, Sortu, y sin descartar que intente la presentación de otra u otras listas. Los electores se pueden encontrar el 22 de mayo con catorce o quince papeletas distintas. Obviamente, no todas tendrán posibilidades de obtener representación; de las encuestas conocidas y de la historia electoral se deduce que probablemente sólo habrá seis o siete grupos en el Parlamento: UPN, Nafarroa Bai, PSN-PSOE, PP, Izquierda-Ezkerra, EA y, en su caso, la lista de la izquierda abertzale. El resto tiene pocas posibilidades de obtener representación.

¿Qué efectos va a tener esta abundancia de candidaturas compitiendo entre sí? Podemos suponer que los siguientes.

1. Sobre la campaña electoral

Sin duda, incrementará su ferocidad. No sólo porque hay más competidores para repartirse prácticamente la misma tarta (unos 486.000 electores censados, sólo 15.000 más que en 2007, y 50 escaños). También porque muchas de las candidaturas van a combatir por atraerse a los mismos electores y ya se sabe que no hay peor cuña que la de la propia madera. En realidad, de las fuerzas políticas con opción de obtener representación sólo el PSN-PSOE se volverá a dirigir más o menos a su electorado de hace cuatro años. Los demás tratarán de morder y repartirse los mismos espacios electorales que otras fuerzas.

Esto resulta evidente en el electorado del centro derecha navarrista; donde en 2007 sólo competían UPN y CDN por ese 40-45 % que vota sistemáticamente en ese espacio, el 22 de mayo van a competir al menos cuatro listas: UPN, PP, CDN y Derecha Navarra y Española. De compartir alianzas (hace tres años todos estaban juntos en el Gobierno de Navarra) han pasado a la guerra abierta. No debemos excluir que de este mismo espacio electoral se lleve algún voto UPyD e incluso Iniciativa por Navarra, una fuerza que afirma no ser de izquierdas ni derechas.

Por otro lado, cabe prever una lucha también encarnizada por los votos que hace cuatro años se concentraron en Nafarroa Bai (casi el 24 %, prácticamente todo el espacio tradicional del nacionalismo vasco); por ellos pugnarán la “nueva” Nafarroa Bai (Aralar+PNV+independientes), EA, la izquierda abertzale si logra presentarse, y también Izquierda-Ezkerra que reclamará los votos aportados por Batzarre, los que involuntariamente prestó IUN-NEB y los de los posibles desencantados por la deriva de la coalición. Ojo, Izquierda-Ezkerra también tratará de morder en los votantes desencantados del PSN-PSOE. Si la izquierda abertzale no logra que se admita ninguna candidatura suya, por sus votos pujarán tanto Nafarroa Bai como EA. Podemos pronosticar, por tanto, un esfuerzo constante por diferenciarse de aquellos con quienes se pelea más directamente los votos (y que suele ser con los que se tiene más en común), una crítica más despiadada e incluso unos ataques personales más virulentos.

2. Sobre el comportamiento de los electores

Una oferta tan amplia de opciones electorales llevará, sin duda, a que los votos estén más repartidos. Pero ese reparto tiene un límite y no es probable que se traduzca en una gran dispersión. Los electores se decantan mayoritariamente por dar utilidad a su voto, así que lo seguirán concentrando sólo en las candidaturas que a priori se supone que van a tener representación en la cámara foral y van a poder influir de un modo u otro en la formación de gobierno y en las decisiones políticas. Aunque habrá algunos votos más que queden sin representación (en 2007 fueron escasos, poco más de los 5.000 votos de las dos únicas listas que no la tuvieron), la mayoría se van a dirigir a los seis o siete grupos con opciones de obtener representantes. A diferencia de lo que sucede en las elecciones al Congreso y al Senado, el reparto de los 50 escaños del Parlamento de Navarra, una vez superado el límite fatídico del 3 %, resulta bastante proporcional (la culpa de la desproporción no la tiene el denigrado señor d’Hondt sino principalmente la atribución de escaños por circunscripción), por lo que el voto útil funciona de modo diferente y da más opciones a más grupos.

Los votantes tendrán que reflexionar más su voto. El votante de centro derecha puede suponer que tanto su voto al PP como a UPN puede servir para formar ejecutivo, pero el segundo también puede dar entrada al PSN-PSOE en una coalición de gobierno, lo que probablemente sea decisivo para decidir qué parte del electorado de UPN en 2007 opte por la lista del PP. En el campo de la izquierda la expectativa de un gobierno de coalición es menor que en 2007, donde parecía cantada la de PSN+NaBai+IU. El votante del PSN-PSOE puede dudar sobre si su voto puede servir de nuevo para mantener a UPN en el gobierno y decidir que para evitarlo esta vez puede ser más útil optar por otra lista. El anterior votante de Nafarroa Bai, convencido en 2007 que era la alternativa de cambio, puede dudar a la vista de lo sucedido sobre si lo sigue siendo y cambiar ahora su voto.

3. Sobre la formación de gobierno

Con más grupos políticos representados en el Parlamento las combinaciones, en principio, son más amplias, dando por supuesto que nadie va a obtener mayoría absoluta. Quizás ni siquiera se alcance la mayoría absoluta de 26 escaños sumando dos partidos y la formación de gobierno tenga que pasar por acuerdos a tres, no necesariamente de coalición. Dependiendo de las sumas la cuestión puede ser realmente compleja, y hasta última hora no se despejarán las dudas. Hay que tener en cuenta que los últimos dos o tres escaños tradicionalmente se reparten de forma muy ajustada y por un puñado de votos, y suelen ser esos escaños los que deciden las mayorías. A más listas entre las que repartir, esta vez la asignación de esos últimos escaños decisivos va a resultar todavía más apretada.

No creo, por el contrario, que la presencia de más candidaturas tenga efectos importantes sobre la participación, que suele ser más influida por otras variables y que en esta ocasión apuntan a que la abstención se incrementará. En 2007 fue del 26,21 %, la más baja en la historia de las elecciones forales cuya media es del 29,57 %.