La fragmentación del centro derecha, tras la ruptura de UPN y PP, y la concurrencia en las elecciones del año que viene de ambos partidos para la alcaldía de Pamplona, pueden hacer que el resultado sea sorprendente. Si bien nuestro analista Juan José Domínguez considera que UPN será la primera fuerza en el Parlamento Foral, los resultados del PP en el Ayuntamiento de la capital podrían ser espectaculares.
Politólogo y analista político
Las próximas elecciones autonómicas y municipales de 2011 se presentan como las más reñidas de toda la democracia en Navarra. A priori, se supone que UPN ganará en votos (veremos por cuántos) en el Parlamento, pero en el Ayuntamiento pamplonés resulta verosímil que el PP logre la primera plaza, dado que la apuesta de Cervera se centra en la capital, principal bastión de los votos populares.
Pero el éxito del PP, sobre todo, dependerá del candidato que presenten en Pamplona, ahora que no puja Yolanda Barcina por la gloria del consistorio.
La razón es evidente: los votantes de centro derecha se van a movilizar masivamente con el fin de ganar en Pamplona y en Navarra. Y quizá, al margen de las consignas de los partidos, dejen de lado las guerras de las elites de UPN y el PP y opten por el voto útil en función de la persona que lidere las listas. Podría darse el hecho de que, por ejemplo, el electorado conservador votase a Barcina en el Parlamento y, al Ayuntamiento de la capital, al candidato del PP si su perfil supera al de los regionalistas.
No descubro nada si afirmo que sociológicamente el 70% del electorado de Barcina y el de Cervera es el mismo. Y por eso, precisamente, los electores conservadores van a movilizarse con especial motivación para castigar al PSOE (y aquí al PSN) y, al mismo tiempo, evitar que la desunión de las dos derechas permita a los nacionalistas vascos ocupar la primera plaza en Pamplona. Ocurrió en las pasadas elecciones europeas: la derecha navarra votó sin complejos a Pablo Zalba, del PP, y lo auparon al primer puesto, contra el pronóstico erróneo de los dirigentes socialistas y el de destacados líderes regionalistas que calcularon mal.
Un elector, dos votos
Como decía antes, si el PP pone un buen candidato de salida en Pamplona, resulta verosímil la victoria de los populares. El hecho de que Barcina no concurra en la capital salva el principal obstáculo a los de Cervera. Nadie discute que UPN ha sacado sus mejores resultados en Pamplona, pero con la alcaldesa compitiendo por la presidencia, sin quererlo facilita y allana el triunfo al PP en la capital.
Como decía antes, si el PP pone un buen candidato de salida en Pamplona, resulta verosímil la victoria de los populares. El hecho de que Barcina no concurra en la capital salva el principal obstáculo a los de Cervera. Nadie discute que UPN ha sacado sus mejores resultados en Pamplona, pero con la alcaldesa compitiendo por la presidencia, sin quererlo facilita y allana el triunfo al PP en la capital.
Lo lógico es que el PP juegue su principal baza en Pamplona y movilice a sus potenciales votantes. El desaguisado del resto de partidos políticos le beneficia y cuenta a su favor: por un lado, el PSN sigue en “coma institucional” y, por el otro, las divisiones internas de Nabai y los flirteos de EA y Aralar con Batasuna han provocado desilusión en una parte notable de los electores de la coalición nacionalista. Y en especial han causado fatiga política en los electores de izquierda no abertzale que confiaron en NB. Por lo tanto, la primera consecuencia electoral del actual desatino en la coalición radica en que IU recupere sus antiguos votantes más los de los ex socialistas que votaron a Nabai en 2007 y a ZP en 2004. Si a esto sumamos la aportación de Batzarre, aunque sea pequeña, el posible pacto IU-Batzarre multiplicaría las posibilidades de que obtuvieran 3 concejales sin grandes esfuerzos. Cierto es que Uxue Barkos, en el hipotético caso de que encabezase la lista vasquista, sigue siendo una buena candidata con cartel y bien considerada por los ciudadanos, pero no basta con eso. Nafarroa Bai está tocada de muerte. No basta con el carisma. Juan Cruz Alli lo sabe bien: durante varios lustros salía valorado como el mejor político y luego las papeletas aparecían con la marca de otros partidos.
Si se diesen estas circunstancias, es evidente que el PP rondaría la primera silla municipal. Y quién sabe si alguna más. Asimismo, el juego de alianzas políticas quedaría más abierto que nunca. No obstante, para que se cumpla la hipótesis que planteo, el candidato de Cervera debe ser más atractivo electoralmente que el de UPN, lo cual, es cierto, requiere acertar con el perfil y disponer de la persona adecuada. De este modo, casi seguro, la victoria de los populares quedaría asegurada. El centro derecha sociológico, a mi modo de ver, no va a seguir las consignas de las elites de los partidos conservadores, sino, más bien, tratará de blindar a Pamplona de la victoria abertzale como consecuencia de la ruptura entre UPN y el PP hace casi dos años.
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