La alcaldía de cualquier pueblo de Navarra está en juego por un puñado de votos. En ocasiones, una papeleta de menos supone la pérdida de un edil. Las formaciones que concurren a los comicios se la juegan y han encontrado un filón entre la población inmigrante. Un voto potencial, muchas veces indefinido en cuanto a ideología, que puede suponer la diferencia entre ganar o perder.
UXUE ETXEBESTE
Los partidos políticos están interesados en captar el voto de los inmigrantes y la presencia de extranjeros en las listas municipales se hace patente. La importancia de unos pocos votos en localidades pequeñas a la hora de conseguir un concejal más o menos supone un aliciente para que las formaciones políticas fichen a extranjeros en sus filas. Es el caso, por ejemplo, de la lista de UPN por Egüés. En noveno puesto se presenta Fátima Juliana Anchundia, ecuatoriana y vinculada a la Asociación Pro Ecuador (Aproe) y de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Navarra (FAIN). El puesto número doce lo ocupa su compatriota Bolívar Patricio Cerón Tipan. Con estas incorporaciones como éstas, los partidos se abren camino entre los colectivos de extranjeros, que podrían votar más por afinidad con los concurrentes a listas que por ideologías concretas. Y sólo es un ejemplo que se repite en cantidad de listas en toda la comunidad.
El último censo del Instituto Nacional de Estadística cifra en 71.380 los extranjeros censados en Navarra, de los cuales 15.000 tienen derecho pleno a voto y 4.800 más deberían realizar un rosario de trámites burocráticos por convenio entre sus países de origen y España para votar en las municipales, aunque no se les permite hacerlo en las elecciones al Parlamento. La asociación ASOCCOLON de colombianos es tajante a la hora de explicar que la mayoría de sus asociados no quieren saber nada de política “porque muchos han tenido malas experiencias en Colombia y prefieren no decantarse por ninguna opción y pasar desapercibidos”. Además, muestran claramente su escepticismo en cuanto a que su voto sirva de algo no sólo para mejorar el actual panorama socioeconómico. Lo mismo ocurre con los colectivos de países de Europa del este, como es el caso de Bulgaria o Rumanía, que provienen de regímenes que hacen que sus nativos, en muchos casos, desconfíen de las urnas.
En la Asociación Perú Arte confirman que la previsión de abstención entre sus socios es prácticamente del cien por cien, porque no creen que votar les vaya a solucionar ninguno de sus problemas, pero tienen la esperanza de que conforme se consoliden sus residencias en Navarra, la situación cambie en los próximos años. De todas maneras, se ha de destacar que aproximadamente sólo el 5% de los inmigrantes se vinculan de manera oficial a alguno de la treintena de colectivos registrados en la Comunidad Foral.
Se ha de tener en cuenta que en Navarra cada año se producen 3.000 regularizaciones de extranjeros, principalmente procedentes de América latina y países de Europa, comunitarios o no. Pero eso no garantiza que esta población fije su residencia en la Comunidad. La inestabilidad laboral provoca gran movilidad de los inmigrantes por todo el mapa peninsular y en cuestión de meses los números censales varían notablemente.
La Coordinadora de Inmigrantes de Navarra alerta de la necesidad de que las instituciones fomenten la participación de los residentes extranjeros y la normalización en la vida sociopolítica navarra. Para ello CIN/NEK y varias asociaciones constituyeron la Plataforma Derechos de Ciudadanía, mediante la cual los colectivos instan a las instituciones a que fomenten la participación de los inmigrantes en la vida política.
Esta iniciativa, entre otras, logró que en noviembre de 2010 se crease, bajo el auspicio de Gobierno de Navarra, el Consejo Navarro de Inmigración, con participación de una veintena de organizaciones institucionales de carácter local y nacional y con cuatro representantes de los colectivos extranjeros por áreas geográficas de procedencia. El Consejo, de carácter consultivo, nació con la intención de reunirse en dos ocasiones anuales para atender las demandas de los extranjeros en Navarra, algo a todas luces insuficiente desde el punto de vista de CIN/NEK.
Los inmigrantes se sienten ciudadanos de segunda por la falta de interés institucional y la sensación es de que sólo se acuerdan de ellos cuando conviene al sistema establecido. Un interés de conveniencia.
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