Ni el fin de ETA salva al PSOE

Nuestro colaborador Juan José Domínguez hace un balance de muchas de las cosas dichas tras la entrevista concedida por Arnaldo Otegi a un diario nacional, y discrepa del análisis cuasi mayoritario. No está de acuerdo con quienes piensan que el fin del terrorismo conseguiría indudablemente cambiar el rumbo actual de las encuestas. En su opinión, ETA ha marcado muchas campañas, pero difícilmente podría marcar las próximas generales.

Politólogo y analista político

A cuenta de la entrevista de Otegi en El País, muchos analistas, y además de distintos colores políticos, dan por hecho una posible victoria socialista si ZP consigue el fin de ETA antes de las próximas elecciones generales. Dicho de otro modo: vaticinan un vuelco electoral a tenor de las últimas encuestas, que sitúan al PP a unos 12,5 puntos de Rodríguez Zapatero, como fruto de una supuesta negociación entre el Gobierno y Batasuna. Sin embargo, a mi modo de ver, la hipótesis de la remontada resulta errónea y poco probable.

Dudo mucho de que el PSOE supere al PP aunque ETA deje de matar y cierre la ferretería de la muerte antes de finalizar la presente legislatura. La primera razón es muy sencilla: ETA no preocupa a los ciudadanos; lo que incumbe de verdad a la sociedad es la crisis, el paro y poder irse de vacaciones un par de veces al año. No lo digo yo y ni tan siquiera es una opinión; lo dicen los estudios demoscópicos: los españoles quieren trabajo y a los pistoleros los ven como un problema lejano, sin incidencia en sus vidas.

La economía cuenta más
Se puede aceptar que por estos lares la banda asesina marca en parte la agenda política de modo especial, aunque, cierto es, menos que hace una década. Pero nadie discute que a los españoles les interesan más otros problemas. Más aún: basta con darse una vuelta por cualquier ciudad del extrarradio y comprobaremos que “el conflicto vasco” ni siquiera existe; a la ciudadanía le trae sin cuidado. En consecuencia, en el supuesto caso del final del terrorismo, lo cual habrá que verlo, nadie negará el impacto de la crisis en beneficio de Rajoy. Es decir, los problemas económicos pesan mucho más que ETA, con o sin pistolas.

Esos mismos analistas argumentan que el cambio de Gobierno, con Rubalcaba y Ramón Jáuregui en posiciones de primera línea, serviría para preparar el terreno y supuestamente negociar el fin de ETA (si no están en ello ya). Tal vez sea cierto. De modo que, según los “expertos”, los pasos tácticos dados por la izquierda abertzale con el fin de intentar presentarse a las elecciones habrían culminado ya y quedaría por concretar el anuncio de ETA declarando la disolución de la banda o con Batasuna desmarcándose de la violencia. Pues bien, a pesar de que estos acontecimientos los deseamos todos, ¿alguien puede asegurar que no haya una escisión en ETA y otra facción siga con el comportamiento mafioso? Ciertamente, no. Así, pues, como nadie puede garantizarlo, convendremos en que, de nuevo, Rajoy se sitúa en una posición de fuerza sobre los socialistas. Y ello sin enumerar los desagravios que generaría en una parte notable de la sociedad española otro proceso de negociación, incluso a pesar de que pudiese culminar de manera feliz. El atentado de la T4 sigue presente en el imaginario emocional de los ciudadanos.

Por último, me basaré en la comparación histórica para mostrar cómo ningún partido que supera al segundo por más de ocho puntos, cuando la causa radica en una crisis económica, casi nunca consigue dar la vuelta a los sondeos, salvo que suceda un hecho de magnitud. Y, hoy, ETA, sí es un problema para los que viven amenazados, pero, para el resto de los españoles, no supone una tragedia.

Lo que acontece en ETA y su mundo nebuloso repercute en la vida política. Es indiscutible. No obstante, a diferencia de épocas pasadas, la violencia ha quedado en un lugar secundario. Y en nuestros días, presentar la derrota del Estado frente a los terroristas se da por hecho; o por lo menos así lo cree la mayoría de la sociedad española. Como he argumentado antes, a los ciudadanos les preocupa la crisis y el paro. Por consiguiente, me temo que si Zapatero presenta el final de ETA, en el mejor de los casos se llevará un aplauso, pero que se olvide de ganar las elecciones con millones de parados y menos con un gobierno en una posición de anemia política.

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